A todos nos ha pasado. O a casi todos. No podemos evitar intentar dar consejos a nuestros hijos sin darnos cuenta que el tipo de consejos que un padre o una madre ha de dar a un hijo no siempre es acertado porque tocamos materias que no nos competen. Jamás deberíamos decir a un hijo que no haga caso a su profesor, que no sabe lo que dice o que no sabe lo que hace porque, aún pudiendo ser cierto, mandamos a nuestros hijos mensajes más o menos subliminales que irán en su perjuicio. Y de la misma manera, si hacen deporte, no debemos inmiscuirnos en las labores que no nos corresponden. Uno ha podido ser muy buen jugador, e incluso ser muy buen entrenador, pero jamás debemos cursar instrucciones ya que crearemos en los niños una grave confusión entre nuestras instrucciones y las de su entrenador. Porque nosotros podemos conocer muy bien a nuestros hijos, pero el entrenador conoce al equipo. Y si no estamos conforrmes con ese entrenador, tenemos dos opciones claras; una, hablar con él y la otra, marcharnos del equipo o del club. Pero ojo, antes de tomar esa decisión, piensa, observa y mira si tu hijo es o no feliz con lo que hace. Porque si es feliz, ganar o perder, jugar o calentar banco, es lo de menos. No debermos pretender que nuestros hijos cumplan nuestros sueños frustrados.
No dejes de ver el video de la Fundación BRAFA cuyo enlace os dejamos a continuación a través del digital del MUNDO DEPORTIVO. Pincha en el «play» y pon atención: 
