Un día cualquiera puede convertirse en un día redondo, en un día perfecto, en un día sugerente. Un vermut de la casa, un buen plato de cuchara en invierno o un riquísimo arroz en verano, pagar la cuenta en un precio justo no excesivo y acercarse a la calle Ancha a ver pasear a la gente mientras haces la digestión tomando una copita. ¿se puede pedir más?. Si, seguro, pero … para qué?